Alianza de Civilizaciones: Entrevista a Federico Mayor Zaragoza
La Alianza de Civilizaciones es un proyecto en línea con la Declaración de los Objetivos del Milenio que se formulan el año 2000. Los jefes de Estado y de Gobierno del mundo intentan ilu-minar el panorama, sombrío, triste, mercantilizado, de fines del siglo XX, que había pasado, sobre todo desde el año 1989, por un periodo de tremenda desilusión.
Y es que, después de las guerras, siempre ha habido protagonistas de la paz, porque es lógico que la gente, con los recuerdos personales, con lo que han visto y les han contado, digan que esto no puede seguir así. Ese es "nunca jamás", que pronunció un presidente norteamericano en el año 18, Wilson y sobre todo Roosevelt al final de la II Guerra Mundial. Pero sufrimos la Guerra Fría y la carrera armamentística... El año 1989, incluso desde 1986 con Gorbachov, las cosas cambiaron mucho en el escenario internacional y todos esperaban que, por fin, llegaran los dividendos de la paz, pero toda aquella ilusión se vino abajo, y es que lo peor de la Guerra Fría es la paz fría que vino después. Así llegamos al momento en que, cuando celebrábamos el segundo centenario de la revolución francesa, de los Derechos Humanos, nos encontramos con que nos dicen: no miren ahora esos valores, la libertad, la justicia, la solidaridad, la igualdad, por los que ustedes han luchado, ahora todo eso se sustituye por las salidas del mercado y nos quedamos, digo nos quedamos, yo personalmente, con la sensación de que de momento nos habían retirado del firmamento nuestros puntos de referencia, que habíamos pasado de los valores a los precios, en el sentido machadiano.
Pues bien, en esta situación las Naciones Unidas hacen un último esfuerzo y, a pesar de su marginación, a pesar de que las resoluciones del Consejo de Seguridad (como en el caso de la invasión de Kosovo) no se tienen en cuenta, son capaces de dar pasos en el buen camino, en Río o en Copenhague por ejemplo, en materias sociales, medioambientales, de inmigración, desarrollo social o derechos de la mujer, que era otro de los temas pendientes en una sociedad masculina, la del poder del músculo, la de la cultura de la fuerza en la que hemos estado viviendo desde tiempo inmemorial.
Finalmente, ya llegando al siglo XXI, está la Declaración sobre una Cultura de Paz que yo promuevo, a través de la UNESCO, junto con la de la tolerancia y el dialogo de civilizaciones que propone el presidente Jatami, como respuesta al famoso libro de Samuel Huntington y también a Fukuyama. Lo que decimos es que va a haber una confrontación política, pero no religiosa, y nosotros vamos a demostrar que las religiones y las culturas están dispuestas al diálogo y que los que no están dispuestos al diálo go son los extremistas, pero no sólo losextremistas religiosos, que también los hay, sino los extremistas políticos, los ideológicos, hasta los extremistas de-portivos.
Así llegamos al cambio de siglo y de milenio y se produce una reunión en las Naciones Unidas que se prepara con mucho cuidado y se consigue que los jefes de Estado y de Gobierno marquen ocho objetivos, pero lo primero que hacen es restablecer los valores de la igualdad, de la libertad, de la solidaridad, de la justicia de la tolerancia.
[continuar leyendo la entrevista, extraída de la revista Temas para el Debate nº 135 de febrero de 2006]
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